jueves, septiembre 14, 2006

Big in Japan (Parte 1)

Y es que Japón me fascina desde hace mucho tiempo, por eso de vez en cuando colgaré alguna cosilla que vea por ahí. Todos sabemos más o menos como son los japos, gente pequeñita, ojos rasgados, muy trabajadores, altamente eficientes y completamente frikys!!!

Realmente lo que más admiro es su cultura milenaria que tan bien han adaptado al occidentalismo, pero sin perder un ápice de sus tradiciones y sus costumbres. También es digno de resaltar su elevado potencial tecnólogico y sus estrictos regímenes de trabajo les hicieron salir a flote rápidamente tras la Segunda Guerra Mundial. Quizás los mayores defectos que tienen son el ser una sociedad muy machista y demasiado conservadora, sin duda reflejo de la tradición milenaria.

Pero bueno, tanta mariconada ya esta sobrando, que si queréis saber más de Japón lo miráis en la wikipedia. El principal motivo por el que me he puesto a escribir esto no es ni más ni menos que un acojonante invento que hicieron en 2003 del que no me he percatado hasta hace unos días (como siempre, yo cojo el tren años más tarde).
Este invento es: el Camuflaje Óptico

Si señores, camuflaje óptico. Aquello que hace unos años nos dejaba flipados en el Metal Gear Solid es una realidad hoy en día, ya podremos infiltrarnos en silos de misiles nucleares y en los vestuarios femeninos sin temor a ser descubiertos. Aqui os dejo la prueba, no hay trampa alguna, no es un montaje ni nada de eso.



Acojona eh?

Bueno, en realidad tiene un par de "peros" aunque quedáos con lo que estáis viendo. Si alguien quiere explicaciones ya le mandare un par de enlaces para que se entere mejor.

Y ahora lo que más me fascina de ellos, su increible y absurdo sentido del humor basado en la ultraviolencia y la humillación pública donde el más cercano ejemplo lo encontramos en "Humor Amarillo", pero de esto ya hablaremos otro día...hay tiempo (eso espero...). Os dejo aquí con un sketch de un programa japonés con mucho exito, si os hace gracia ya os pondre algún corte más. Es un poco largo, pero merece la pena ver las cabronadas que se hacen.

Por cierto, el negro no es japonés. Es Ernesto Hoost participante de k-1, ese deporte tan bonito y tan poco agresivo.

Kiss me tenderly...que asco!!

Sayonara!!

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